miércoles, 13 de abril de 2016


Hubo un tiempo en el que no había lápices. La gente que escribía (que, por cierto, eran muy pocos) utilizaban muy diversos sistemas para escribir: los sumerios cortaban juncos y afilaban la punta para escribir en sus tablillas de arcilla (que luego cocían). Los romanos usaban el stylus de plomo con punta afilada para escribir sobre tablillas de cera: algunos de ellos tenían la parte de atrás redondeada para poder alisar de nuevo la cera y “borrar” lo que habían escrito.

También se usaba el stylus sobre papiro o pergamino, pues el plomo “mancha” el papel con una marca negruzca. Desgraciadamente, los romanos no sabían que el plomo es un potente veneno. Por supuesto, todos los pueblos de la antigüedad usaron la tinta desde muy pronto (fue inventada en China hace unos 5,000 años), de modo que la escritura, para las pocas personas que la practicaban, estaba resuelta.